El Domingo de Resurrección es un día de júbilo, pero a la vez de nostalgia y tristeza. De júbilo, porque celebramos la Resurrección del Señor y de nostalgia y tristeza porque se nos volvió a ir de nuevo la Semana Santa, con la peculiaridad de que la de este año por fin pudo ser una Semana Santa con pleno de hermandades en la calle tras muchos años de espera, concrétamente la friolera de 9 años; 8 años consecutivos de suspensiones de salidas por motivos meteorológicos.
EL RESUCITADO
La Archicofradía de la Stma. Resurrección y del Señor atado a la Columna y la Virgen de las Lágrimas abría las puertas de la Parroquia de San Antonio minutos antes de las 6 de la tarde, para que el Señor Resucitado pudiera procesionar por las calles de la ciudad acompañado de numerosas representaciones del resto de hermandades y cofradías. El Señor desfiló portado sobre el paso de Ntro. Padre Jesús atado a la Columna por un itinerario que cambia cada año. Parece ser que el cambio de horario que se dio para esta procesión de gloria hará unos años ha beneficiado en cuanto al número de público asistente. Sobre las 9 y media de la noche, que acababa de caer, hacía su entrada en su sede canónica.
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